Documento Archivo Historico

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Archivo Historico de Cúllar. Siglo XVIII

sábado, 5 de noviembre de 2016

De la Villa de Cúllar a la Villa y Corte de Madrid en 1723: La odisea de una caravana de carros de trigo en la España de Felipe V.


Pocas veces se descubren en los archivos históricos, documentos que refleja episodios épicos y aventureros propios de relatos de novelas antiguas. Este es el caso de la odisea vivida por un grupo de labradores y vecinos de Cúllar que, en tiempos del reinado de Felipe V, emprendieron un azaroso viaje por media España con el único objetivo de conseguir algo trigo con que calmar la hambruna que, en la primavera del año 1723, asolaba nuestra localidad. 

                                     Retrato del Rey Felipe V (1723)

A principios del mes de marzo de aquel lejano año de 1723, el Cabildo Cullarense, a través del Alcalde 1º, D. Miguel Romero y Muñoz, puso de manifiesto la insostenible situación por la que pasaba la mayoría del vecindario por la falta de trigo con que hacer pan y alimentar a tantas familias necesitadas.

No había sido el año anterior un buen año agrícola debido a las malas cosechas, por lo que la escasez de grano era algo común en la Villa de Cúllar y en todos los pueblos de la Comarca de Baza, en aquellos días. Así las cosas el Ayuntamiento decidió impulsar una empresa nada fácil, enviar una caravana municipal formada por 34 carros con el propósito de adquirir 500 fanegas de trigo en la capital del Reino, en la Villa y Corte de Madrid.

“Los señores que componen el Cabildo y Concejo de esta Villa de Cúllar  dijeron, como en fuerza de hallarse esta Villa tan necesitada de granos para la manutención del común abasto en los meses de marzo y siguientes hasta la nueva cosecha, y sin tener recurso alguno en los convecinos pueblos por haber sido general la esterilidad de los campos, se tomó la resolución de enviar a la Villa y Corte de Madrid a por más de 500 fanegas de trigo que se consideraban necesarias para el referido común abasto, teniendo compuesto y conseguido con los dueños de dicho trigo se diesen a esta Villa a precio de 19 reales cada fanega, siendo obligación de esta Villa conducirlas desde la dicha Corte hasta aquí.”



Una vez aprobado el acuerdo, se designó al Alcalde 2º, D. Agustín Muñoz de Mata y Carrión, como Comisionado para conducir la expedición y reunir los 34 carros que se creían necesarios para acarrear el grano desde Madrid, así como todo lo necesario para realizar un viaje tan largo como incierto. Se publicó un edicto mandando comparecer a todos los dueños de carros y carretas de Cúllar y de todas sus pedanías. A los propietarios de los carros se les pagaría 250 reales a cada uno por el porte y por los días empleados en el trayecto. Un trayecto que no tuvo final feliz para todos ellos, como veremos a continuación.


                    Firma autógrafa de D. Agustín Muñoz Carrión

Poco podemos imaginar ahora cómo eran los Caminos Reales españoles a principios del Siglo XVIII. La mayoría de ellos eran simples caminos carreteros con algo de zahorra en la parte superior, que permitían el paso continuo de carros y carretas durante algunos meses del año, pero que se volvían pesados e intransitables en los meses de invierno y en los tiempos de lluvias. Sin olvidar la frecuente inseguridad en las zonas de despoblado por la presencia constante de grupos de malhechores, bandoleros, desertores y todo tipo de ladrones y criminales.


 Entonces la distancia entre la Villa de Cúllar y la Villa y Corte de Madrid era de algo más de 100 leguas (unos 500 kilómetros de la actualidad), siendo necesario realizar la ruta por el itinerario más corto y a la vez más seguro, por lo que se decidió hacer el viaje por la zona de levante de la Mancha, pasando por Vélez Rubio - Lorca – Caravaca – Calasparra – Hellín – Chichilla – Albacete – La Roda – Quintanar de la Orden – Ocaña – Aranjuez y Madrid.

                              Ruta Itinerario de la expedición cullarense
                                    (Pinchar para ampliar)

La caravana de carros partió de Cúllar a primeros del mes de abril, y dos semanas más tarde, se encontraba a las puertas de la capital de España. Allí el Cabildo cullarense había tratado con un agente comisionista, D. Joseph Antonio de Flores, natural de Zújar, el precio del trigo y la forma de pago, pero los problemas para la expedición cullarense comenzaron cuando se les hizo saber, que por orden del Corregidor Mayor de Madrid, estaba suspendida temporalmente la saca de granos de la Villa y Corte.

“Y con poder  bastante pasó D. Agustín Muñoz Carrión, Alcalde Ordinario 2º y uno de los Capitulares del Concejo, como Comisario, con 34 carros de labradores vecinos de esta villa costeados con el caudal que el Pósito de ella tenía en dinero del trigo panadeado. Y llegando a la Corte de Madrid, el día 14 de abril le comunicaron que las dichas fanegas de trigo estaban en la casa de D. Joseph Antonio Flores y Zurbarán que vive en la Calle del Pez, cuya cantidad no se podía sacar de aquella Villa y Corte sin mandato y orden de D. Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, Marqués de Vadillo, Corregidor de esa Villa, por orden del Real Consejo de Castilla.”


                           Plano de la época de Villa de Madrid . 
                      (En el nº 33 la ubicación de la Calle del Pez) 

Al conocer tal inesperada noticia, se vivieron momentos de incertidumbre y desesperación, hasta que el responsable de la partida de carros, el Alcalde 2º D. Agustín Muñoz, decidió jugárselo todo a una carta y buscar trigo donde lo hubiere, aunque fuese a precios más elevados de lo acordado por el Cabildo cullarense. Dos días después, por fin dan con la solución, adquirir el grano fuera de Madrid, en el entonces pueblo de Caramanchel (actual barrio de Carabanchel) ya extramuros de la capital.    

“Y sin embargo, D. Agustín Muñoz, al verse en tan preciso lance de haberse de volver sin el remedio que esta Villa esperaba y además con el costo de los carruajes, dicho Señor  Comisario en efecto busco y adquirió 527 fanegas de trigo fiado en el lugar de Caramanchel Bajo, a precio de 25 reales cada una con la obligación de pagarlas antes del 10 de mayo próximo a Joseph Ibáñez, dueño de dicho trigo.”

       Calle de Alcalá (Principios del Siglo XVIII)

Así las cosas, y con el trigo en las carretas, la expedición emprende el viaje de vuelta hacía Cúllar, sin imaginar lo que les espera en el camino. Nos encontramos a mediados del mes de Abril, y según las crónicas, aquella fue una primavera de lluvias y tormentas intensas, por lo que a poco de llegar a los primeros pueblos de la Mancha, los carriles se volvieron intransitables por el agua caída, y los carros, y sobre todo los mulos y mulas que tiraban de ellos, se vieron imposibilitados de seguir adelante, hospedándose por unos días en la Villa de Los Hinojosos (actual provincia de Cuenca) a la espera del que tiempo mejorase o caso contrario buscar otra solución alternativa.

“Pero que debido a lo penoso de los caminos e inclemencias de los tiempos y las muchas aguas caídas, se apuraron de fuerzas los pares de mulos sin poder continuar las marchas por el barro, de forma que a los más esforzados  se precisó a dejarse una porción de trigo de 133 fanegas en el lugar de Los Hinojosos distante 20 leguas de la Corte, en la Mancha de Toledo.
E Algunos como Bartolomé Rodríguez y Tomás López, dos de los amos de los carros, traían las mulas tan apuradas, que de ellas no se pudieron servir, precisándoles deshacerse de ellas por muy poco valor.
Y a otros de los dueños de los carros precisó a dejarse toda la carga y perdido el carro trayéndose sólo las mulas, y que algunos también las habían perdido porque se les habían muerto en el camino.”




Finalmente lo que quedaba de la expedición, consiguió arribar a la Villa de Cúllar en los primeros días del mes de mayo. Agotados los hombres y las bestias, con algunos carros de menos y con tan solo una parte del trigo comprado, el recibimiento de la heroica expedición tuvo carácter agridulce, toda vez que el final de la empresa no había sido del todo satisfactorio en lo económico para el Pósito de la Villa.

“Y para que así conste, se apunta que los distintos gastos que ocasionó dicho porte, tanto por el pago de los mantenimientos de los dueños de los carros por los 32 días que el viaje duró, así como por el pago de portazgo en las Villas de Chinchilla y Lorca, y demás gastos de la conducción, han ocasionado la pérdida de 3.173 reales del caudal del Pósito Real de esta Villa de Cúllar”.

Semanas después, el 8 de mayo de 1723, el Cabildo acuerda enviar como apoderado al vecino de Cúllar Antonio Alejandro Fernández para que marchara a la Villa de Hinojosos y allí vendiera las 133 fanegas que la caravana había dejado en aquel lugar en poder del Alcalde de aquel pueblo, ya que los Señores del Ayuntamiento cullarense estimaban que el coste del trigo, más las cargas de un nuevo transporte, encarecían el precio final del grano, de tal manera que sería imposible venderlo a ese elevado precio en la Villa de Cúllar.


                      Pueblo de Los Hinojosos en la actualidad

De tal manera que el 7 de junio, el nuevo Comisionado llegó a la Villa de Hinojosos del Marquesado, y según carta de su Alcalde D. Luis Salazar y Vallejo “persona en quien paraban las 133 fanegas de trigo, puso por testimonio que dicho Antonio Alejandro Fernández había venido a vender dicha porción de trigo, había cumplido con su obligación, el cual entró en este lugar el 7 de junio haciendo diversas diligencias así en esta Villa como en la Villa de la Orden, Belmonte, Monreal y otras a donde ha ido personalmente para lograr la mejor venta de dicho trigo, el cual ha vendido de la siguiente forma”.

54 fanegas a precio de 18 reales
64 fanegas a precio de 17 reales
13 fanegas y medio a precio de 15 reales.

El vecino de Cúllar, Antonio Alejandro Fernández, partiría de retorno a nuestra Villa el 25 de junio con el dinero de la venta que ascendió a tan solo 2.262 reales, cantidad muy por debajo del coste del trigo adquirido en Carabanchel.




Este es el triste epílogo de una de las epopeyas más fascinantes que sin duda vivieron aquellos 35 vecinos del Cúllar de principios del Siglo XVIII. La posibilidad de conocer la capital del Reino de España, en unos tiempos que no era nada fácil, ni seguro, emprender un viaje de esta magnitud, recorriendo parajes desconocidos para la mayoría de ellos, marcarían para siempre sus vidas y las de sus descendientes. Cuando quizás, años después y al calor de la lumbre, en las largas noches de invierno, relataran aquella aventura épica, en la que recorrieron por primera vez y sin duda la única, las calles de aquel viejo Madrid de los Borbones.

Fuente: Archivo Histórico Municipal de Cúllar: Libro Capitular de 1723 y Cuaderno de Cuentas del Pósito de 1712-1733. (Legajo 12  Vol. III )


domingo, 18 de septiembre de 2016

Historia de la Epidemia de Gripe de 1918 en Cúllar: Crónica de una tragedia.



La mal llamada “Gripe Española” es una de las pandemias más mortíferas que asolaron nuestro país, y todo el mundo, en el otoño del año 1918. Millones de personas se vieron afectadas por esta enfermedad, contra la que no había cura alguna. En España se alcanzo la suma de de 300.000 fallecidos, y el caso de la Villa de Cúllar, y su amplio término municipal, no fue una excepción.

Según investigaciones recientes, se le denominó “Gripe Española” porque fue en nuestro país donde la prensa se hizo eco de los constantes  casos de contagio, toda vez que en España no existía la censura informativa que en otros países europeos si se mantenía vigente por motivos de la I Guerra Mundial, con objeto de no atemorizar a las tropas ni a la población civil durante el conflicto.  

Al parecer la epidemia llegó a la Comarca de Baza a mediados del mes de septiembre, siendo Cúllar el pueblo donde se produjo la primera defunción, el 18 de septiembre, en la persona de Pedro Navarro Burrueco, labrador de Vertientes, de 35 años de edad.

Según algunas fuentes, la enfermedad la trajeron a la provincia de Granada algunos jornaleros procedentes del Levante español y de Francia, o en casos como en Caniles, algunos bañistas llegados de las playas de Águilas.

La velocidad de contagio era muy rápida, en apenas unas horas el enfermo comenzaba a tener  cefaleas, dolores musculares y en las articulaciones, fiebre alta, tos, y secreciones nasales, al segundo o tercer día el cuadro clínico se complicaba de forma alarmante con neumonía y hemorragia pulmonar grave, por lo que la mayoría de los enfermos morían ahogados por su propia sangre y en medio de convulsiones espantosas.



En Cúllar, los primeros casos mortales tuvieron lugar en los anejos, la enfermedad se  así lo daba a conocer el propio Ayuntamiento en un despacho dirigido al Gobernador de la Provincia.

Diario “El Defensor de Granada”. Edición del 29 de Septiembre.

La Epidemia Gripal en la provincia
El Alcalde de Cúllar Baza envía al Gobernador el siguiente despacho:
“Aumenta considerablemente la epidemia gripal, causando bastantes víctimas, principalmente en los Anejos de Vertientes, Pozo Iglesias, Matián y el Margen, distantes de aquí 8 kilómetros, y con dos médicos solamente, uno de ellos con más de 70 años de edad (D. José Velázquez de Castro y Fossati) no puede atender a los enfermos, y  están la mayor parte sin asistencia facultativa.

Dos días después, el 30 de Septiembre, el Alcalde y médico de la Villa, D. Pablo Feliú Torné, vuelve a solicitar ayuda médica y medicinas al Gobernador.

Diario “Noticiero Granadino”. Edición del 1 Octubre.

“El Alcalde de Cúllar Baza telegrafía al Gobernador civil rogándole envíe los medicamentos que detallará por correo. Añade que se multiplican las invasiones seguidas de defunción, y que es necesario el envío de un facultativo, pues él (que es médico) lleva tres días haciendo un recorrido diario de 80 kilómetros visitando a los atacados en los anejos, por tener que atender el compañero a los enfermos del pueblo.”

Pero los fondos económicos para atajar la epidemia son escasos, y el Gobernador contesta: “El Ministro de la Gobernación, Sr. García Prieto, siente no poder acudir al auxilio de los pueblos de la Provincia, por ser muchas las localidades afectadas por la epidemia, no habiendo presupuesto para ello. Recurra colaboración social.”

Ante tal impedimento, el Alcalde solicita utilizar los fondos provinciales en poder del Ayuntamiento para hacer frente a la enfermedad reinante.

Diario “Noticiero Granadino”. Edición del 4 Octubre.

“Reunida la Comisión Provincial de Diputación, el Diputado Sr. Guillén, elogió a los Alcaldes de Caniles y Cúllar Baza, dando lectura a una carta del de esta última localidad, en la que manifiesta encontrarse solo para asistir a los enfermos del pueblo y de sus anejos, pues el otro facultativo es de edad avanzadísima.
Solicita el Señor Feliú que la Comisión le autorice para hacer los gastos que, con motivo de la epidemia, son indispensables, con cargo al pago del contingente provincial de aquel Ayuntamiento.
El Sr. Guillén apoya dicha petición, oponiéndose a ello los demás vocales.
Por último, se acuerda solicitar al Gobierno, por conducto del Gobernador Civil, que se conceda alguna recompensa que premie los extraordinarios servicios que vienen prestando, con motivo de la epidemia, los alcaldes de Baza, Caniles, Calahorra, Zújar, Freila, Cúllar Baza, Orce y Galera.”

Pero la Epidemia de Gripe no para de aumentar, el día 4 de Octubre, son ya más de 300 personas las contagiadas por la enfermedad, afectando a toda clase de familias y estatus social. Había días que que fallecían cinco o seis personas, las víctimas se enterraban en el mas absoluto silencio y soledad, pues hasta las campanas de la iglesia había dejado de sonar para no alarmar más a la población.


Diario “El Defensor de Granada”. Edición del 5 de Octubre.
En Cúllar Baza
“El Gobernador Civil recibió ayer un telegrama del Alcalde de Cúllar Baza, participándole de la angustiosa situación de aquel vecindario con motivo de la epidemia reinante, que continúa causando estragos, encontrándose atacadas más de 300 personas.
Dicho Alcalde pide el envío inmediato de médicos, medicinas y otros auxilios, porque la situación se hace insostenible.
El Señor Pérez Calvo telegrafió anoche mismo al Ministro de la Gobernación y el Inspector General de Sanidad, interesando socorros para Cúllar Baza, creyéndose que por el ministerio se librará alguna cantidad con que poderse atender de momento las imperiosas necesidades de aquel vecindario.”

La enfermedad reinante no hacía diferencias sociales, afectaba a casi todos los hogares, ya fueran pobres o ricos, y a veces se cebaba en familias enteras.



El domingo 6 de Octubre, se reúne el Cuerpo Médico de la Beneficencia Provincial con el objeto de enviar médicos auxiliares a los pueblos de la Comarca de Baza.

Diario “Noticiero Granadino”. Edición del 7 Octubre.

“Ayer a las cinco de la tarde, se reunió en la Dirección del Hospital de San Juan de Dios, el Cuerpo Médico de la Beneficencia Provincial. Después de larga discusión, se acordó hacer los siguientes envíos de médicos:
D. Fermín Garrido Quintana, a Caniles; D. Juan Jiménez Cirre y D. Felipe Villalobos a Cortes de Baza, a quien acompañará el estudiante de medicina, Sr. Jiménez Vílchez, hijo del Señor Cirre, que marcha voluntariamente; y D. Miguel Vega y D. Carlos Puertas, a Cúllar Baza.
Dichos señores se costearan el viaje de su bolsillo particular, pues no hay fondos que darles. Tampoco llevarán medicamente alguno.
Acordaron los  reunidos pedir al Sr. Gobernador, aplazar la salida hasta mañana.”

Así las cosas, el 7 de octubre, los principales vecinos de la localidad constituyen una Junta de Socorros, a iniciativa del político y rico terrateniente D. Rafael Mª López Sebastián, presidente del “Círculo Industrial y Agrícola” de Cúllar, con el objetivo de “abrir una suscripción para socorrer a los enfermos, viudas y huérfanos pobres con motivo de la Epidemia de Gripe que tantas vidas está causando.”


                       
                                      D. Rafael Mª López Sebastián

Para administrar dichos fondos se nombra una Junta Especial de Autoridades  presidida por el Presidente de dicho Círculo, D. Rafael Mª López Sebastián, y se invita al Ayuntamiento a contribuir con fondos públicos. Se acuerda aportar las 150 pesetas de la partida de epidemias, así como las 465 pesetas que quedan de la partida de imprevistos, y  “siendo el deseo de que el Ayuntamiento figure con 1.000 Ptas. espontáneamente los Señores Concejales asistentes pusieron de su bolsillo particular las 385 Ptas. que faltan para completar dicha suma”.

Así lo reflejaba el corresponsal en  Cúllar del Diario “Noticiero Granadino”, Amador García, en este extenso artículo publicado en la edición del 11 de octubre del periódico granadino.

El Estado Sanitario
En Cúllar Baza
“Mucho nos viene haciendo sufrir la epidemia reinante, con tan enorme invasión y mortandad; pero nos sirve de gran consuelo la excelente actitud en que todas las autoridades se han colocado y especialmente la Junta Local de Socorros, presidida por el que lo es del Círculo Industrial y Agrícola, Don Rafael María López.
A iniciativas de la Junta directiva de dicho Círculo y con acuerdo y beneplácito del Ayuntamiento, Junta de Sanidad y autoridades, se constituyó la referida Junta reconociendo todos, por unanimidad, que el Alcalde con ser también médico, solo podía ocuparse de su profesión, y se impuso la necesidad de declinar en el Presidente del Círculo la dirección absoluta de todo lo concerniente a la epidemia.
En todos radicaba la creencia, bien pronto confirmada, de que era el único hombre que sobreponiéndose a todas las dificultades, gozaba de medios y carácter para combatirlas y vencerlas.
En efecto, en su primera reunión dando cuenta de la donación de 500 pesetas hecha por nuestro digno Diputado a Cortes, Don José Morote, abrió suscripción para socorrer  a los enfermos, viudas y huérfanos pobres, víctimas de la epidemia; y verá, por la adjunta relación de donantes que le acompaña, la aceptación que tuvo tan humanitaria idea y el dinero que se reunió, esperando se aumente mucho más.
Abstrayéndose por completo de sus múltiples ocupaciones y sin el natural temor de llevar a su casa la terrible epidemia, visita personalmente a los enfermos casa por casa, y entra cueva por cueva, sin dejar una, toma nota de la asistencia médica que le prestan, para mejorarla en lo posible, y de sus necesidades, socorriéndoles en el acto, aconseja y obliga al aseo y desinfección que prescribe la ciencia, y para cada anejo, organiza otras comisiones que estén al cuidado y socorro de aquellos enfermos pobres.
Ayer tarde llegaron los doctores Vega y Puertas, que en el acto se pusieron de acuerdo con el presidente de la Junta de Socorros, habiendo salido inmediatamente a prestar asistencia al campo, que en su totalidad está atacado. Esta actividad revela sus buenos deseos, si bien reconocen la insuficiencia de sus gestiones por la carencia de medios de desinfección, aislamiento y medicación, todo lo cual por el presidente de la Junta, ha sido puesto telegráficamente en conocimiento de los Excmos. Sres. Ministro de la Gobernación, Inspector General de Sanidad y Gobernador Civil de la Provincia.
Ruego al Señor Director de Noticiero Granadino, se digne publicar estas cuartillas, con la adjunta relación de donantes, en el dicho periódico. 
                   Cúllar Baza, 8 de Octubre de 1918. 
                   El Corresponsal, Amador García.

  Suscripción iniciado por el Círculo Industrial-Agrícola para socorrer a los necesitados en la actual epidemia:
Junta Nombrada para la recaudación y reparto de fondos.-
Presidente: D. Rafael Mª López, Presidente del Círculo.
Vocales: D. Antonio Pérez Martínez, Notario Público; D. Marcos González Benítez, Segundo Teniente de Alcalde; D. José Bautista García, Cura Párroco; D. José María González Gavilán, Juez Municipal, Depositario contador de la Junta; D. Fernando Laso Ibarra, Administrador de Correos, Secretario; D. Amador García Serrano, abogado.
Relación de donantes:
El Círculo Industrial Agrícola, 100 pesetas; el Ayuntamiento, 1000 pesetas; el Excelentísimo señor Don José Morote, 500; D. Pablo Feliú Torné, 100; D. Rafael Mª López, 250; D. Antonio Pérez Martínez, 100; D. Amador García Serrano, 50 pesetas; D. Domingo Matteo Pangallo, 5 pesetas; D. Manuel Martínez, 2; D. Juan José Sarabia, 2; D. Braulio Martínez Gallardo, 2; D. Ángel López Martínez, 5; D. Eduardo Martínez, 3; D. Manuel Martínez Pozo, 10; D. José Cáceres Reche, 10; D. Ginés Escudero López, 10; D. Cecilio García, 5; D. Roque Chacón Martínez, 11; D. Manuel Collados, 5; D. Lucas Martínez, 3; D. Juan Roque Chacón Martínez, 10; D. Francisco Aguaza Guillén, 5; D. José Martínez Simón, 2; D. Alejandro Jaraba 5; D. Sandalio Jofré, 10; D. Isidro Agudo Buendía, 5; D. Juan José Arcas, 3; D. Ramón López Montesinos, 5; D. Ángel López Sebastián, 25; D. Marcos González Benítez, 25; D. José María Sánchez Camacho, 5; D. Francisco García García, 10; D. Joaquín Gallego Rubio, 50; D. José Bautista García, 50; D. Ginés Muñoz Romera, 5; D. Agustín Jofré Martínez, 25; D. Ramón Domech, 50; D. José Mª Alarcón, 5; D. Marcelino Fernández, 2´50; D. Pedro Ruiz Valdivieso, 15; D. José Mª González Gavilán, 25; D. Francisco Carrión Navarro, 5; D. Rafael Camacho, 5; Dos viajantes, 10; D. José Cervilla Ramos, 5; D. Fernando Laso Ibarra, 25; D. Rafael Hitos, Diputado Provincial, 200 pesetas.
Total recaudado hasta hoy, 2.813´50 pesetas.
Continúa abierta la suscripción.

Ante el ímpetu que aún mantenía el mal contagioso, un tercer médico foráneo, D. Juan García Moyano,  de forma voluntaria, acude a Cúllar a auxiliar a los enfermos del pueblo.

Días después, el día 21 de Octubre, el Ayuntamiento en pleno  “agradece en el nombre del pueblo de Cúllar, la labor humanitaria realizada por el médico afincado en Órgiva D. Juan García Moyano, el cual sabedor de la epidemia de Gripe que asolaba este municipio se había trasladado aquí asistiendo a los enfermos gratuitamente tanto a los de los anejos como a los del pueblo por la noche, completando así los servicios médicos de la localidad. Realizando dicha labor desde el día 15 de este mes hasta la fecha de hoy en que ha decrecido la epidemia en los anejos.”




Pero un mes después de iniciada la epidemia todavía continuaba presente la enfermedad, cobrándose a diario varias víctimas. En consecuencia, el Ayuntamiento se ve obligado a suspender la celebración de la Feria de Octubre.

Diario “Noticiero Granadino”. Edición del 22 Octubre.

“Persistiendo en esta Villa y su término la epidemia gripal, el Ayuntamiento dando cumplimiento a la circular del Excmo. Sr. Gobernador Civil, inserta en el Boletín Oficial del 28 de septiembre último, se ha visto en la necesidad de suspender la Feria que anualmente se viene celebrando durante los últimos días del presente mes; habiéndose hecho público por medio de bandos y comunicaciones dirigidas a las autoridades de las poblaciones de donde acostumbran a concurrir feriantes a fin de que no sufran perjuicios emprendiendo el viaje inútilmente”. --- El Corresponsal.

Una semana después, el 26 de octubre, comienza a decrecer la intensidad de la epidemia de gripe en los anejos, aunque sigue estando presente en Cúllar capitalidad. El vecindario procede a realizar una segunda cuestación de fondos.

Diario “Noticiero Granadino”. Edición del 28 Octubre.

“Continuamos sufriendo la consabida epidemia gripal, que a medida que va decreciendo en los anejos, aumenta en la población, a pesar de haber empleado cuantas medidas higiénicas aconseja la ciencia.
Ruego a usted, se sirva publicar en su diario la siguiente lista, segunda de la suscripción iniciada en el Círculo Industrial y Agrícola de Cúllar Baza para socorrer a los afectados en la actual epidemia.
Suma anterior, 2.813´50 pesetas.
Relación de donantes:
D. José Carrillo Enríquez, 3 pesetas; D. Rodrigo Díaz de Vivar, 50 pesetas; D. Francisco Bermúdez de Castro, 50; D. José Miguel Camacho, 15; D. Eusebio Sánchez Reina, 100; D. Marcelino Fernández, 12´50; D. José María Camacho, 10; D. Doroteo Martínez, 2; D. Hipólito Martínez, 10; D. Antonio Bañón, 10; D. Rafael Hitos, 50; D. Fidel Castillo, 5; el Alcalde recibidas del Gobernador, 500 pesetas; D. José Quintana Barragán, 50; D. Ramón Martínez Sánchez, 35; D. José Sánchez Domech, 50; D. Juan Antonio Guillén, 75.
Total recaudado hasta hoy, 4.031 pesetas.
Continúa abierta la suscripción.”
            Cúllar Baza, 26 Octubre de 1918 
          – El Corresponsal, Amador García.---

Afortunadamente, a principios de Noviembre, la enfermedad comienza a decrecer, y el 11 de Noviembre se da oficialmente por terminada la epidemia de Gripe. El Ayuntamiento para celebrar tan feliz noticia, decide celebrar la Feria anual de Octubre, a finales de Noviembre, por primera y por ahora última vez en la historia de la localidad.

Diario “Noticiero Granadino”. Edición del 16 Noviembre

El Estado Sanitario
Desde Cúllar Baza
“Con verdadera satisfacción le participo que en esta población y su término, ha desaparecido por completo la epidemia gripal, por lo que el Ayuntamiento, en sesión de hoy, ha acordado que la tan renombrada Feria, que fue suspendida y que venía celebrándose en los últimos días del pasado mes de Octubre, tenga efecto del 25 al 30 del presente mes, previa la venia del Excmo. Sr. Gobernador Civil, a quien se ha comunicado esta resolución.
Damos la enhorabuena a las Autoridades y a la Junta Local de Socorros, que con tan buenas como oportunas disposiciones higiénicas y sanitarias han contenido, principalmente en esta población, la invasión de la terrible epidemia, hasta hacerla desaparecer como por encanto.
El vecindario, en general, se congratula de que este pueblo haya vuelto a su estado normal, y pueda celebrarse la feria suspendida, que tantas ventajas reporta.
La Junta Local también ha tomado acuerdo para que se abran las Escuelas Públicas Nacionales y demás centros de enseñanza.”
Suyo afectísimo, El Corresponsal.
Cúllar Baza, 11 de Noviembre de 1918.

  La epidemia que había comenzado el 18 de Septiembre finaliza 50 días después, el día 10  de Noviembre (última muerte inscrita en el Registro Civil de la localidad). 

Durante todo ese tiempo la enfermedad se cobró en nuestro pueblo, y todo su término municipal, la asombrosa cifra de 183 vidas. (Más del 2% de la población).

Por demarcaciones, según datos aportados por Francisco Martínez (funcionario actual del Juzgado Municipal de Cúllar), el mayor número de muertes se registró en Cúllar capitalidad, con 35. Pero donde verdaderamente hizo estragos la epidemia fue en las pedanías de Matián con 28 fallecimientos, seguido de El Margen, con 26 fallecimientos, y Venta Quemada con 23 muertos. La enfermedad se cobró también vidas en el resto de anejos, Pozo Iglesias 21, Vertientes 18, la Amarguilla 12, y ya en menor medida, en la Vega con 8 fallecimientos, Pulpite 5 y el Saúco, con 4 muertes.

Por edades, los más afectados fueron los jóvenes entre 20-30 años, con 61 personas fallecidas (el 34 %). Seguida de la franja de niños de 0-10 años (21%), con 38 defunciones. A continuación aparecen los vecinos de 30-40 años, con 28 decesos (el 15 %); los adolescentes de 10-20 años con 25 (13%), y ya menos afectados las personas mayores, de 50 a 80 años, tan solo 21. (el 11%) y los adultos de 40-50 años, con 11 muertes, (el 6% del total).


La Gran Epidemia de Gripe de 1918 es hasta ahora la mayor tragedia demográfica de la historia reciente de nuestra localidad y marcó durante años las siguientes generaciones de cullarenses que consiguieron sobrevivir a esta aterradora enfermedad, ya que prácticamente todas las familias se vieron afectadas, en mayor o menor medida, por esta terrible epidemia.

En memoria de todos ellos, valga hoy este pequeño recuerdo a modo de homenaje.  

sábado, 9 de abril de 2016

Los últimos pasos de Washington Irving en el Reino de Granada: Recuerdos de una tarde de verano de 1829 en la Posada de Cúllar.

La figura del escritor y diplomático norteamericano Washington Irving, forma ya parte indivisible de la historia de Granada y de su pasado nazarí, desde que éste llegase en su primer viaje a la ciudad de la Alhambra en el lejano año de 1828. 


La fascinación, que la Granada de la época causó en el literato estadounidense, se reflejaría de manera sublime en sus libros de inspiración histórica como las “Crónicas de la Conquista de Granada”, y sobre todo, en  los populares y mundialmente famosos “Cuentos de la Alhambra”, inspirados en los tiempos en que estas tierras eran el escenario de luchas de moros y cristianos.
  
  No podemos olvidar sus conocidos relatos de viajes, fruto de sus extensos periplos por Europa y América, y entre ellos, uno prácticamente olvidado con el paso de los siglos, el día que dejó para siempre su amado Reino de Granada, y que tuvo a la Villa de Cúllar como protagonista.
    
Washington Irving (ManhattanNueva York3 de abril de 1783 – TarrytownWetschesterEstado de Nueva York, 28 noviembre de 1859) había llegado a España de la mano del embajador norteamericano en Madrid, Alexander Everett, con la intención de recopilar datos biográficos sobre la vida de Cristóbal Colón. Seducido por la cultura, la lengua y las costumbres españolas, Irving decide establecerse en la capital de Granada durante tres meses, desde el 4 de mayo al 29 de julio de 1829, disfrutando del privilegio de hospedarse en plenos Palacios Nazaríes, por gentileza del Gobernador de la Alhambra, en las mismas habitaciones que había sido construidas para el emperador Carlos V siglos atrás.
    
La inolvidable experiencia de residir en el monumento musulmán y convivir con sus habitantes, avivó su imaginación y le permitió acceder a las tradiciones orales que usó para escribir la obra que mejor expresa su alma romántica, “Cuentos de la Alhambra”.
         

 A finales de julio, recibió la grata noticia de que el recientemente elegido nuevo Presidente de los Estados Unidos, Andrew Jackson, le había nombrado secretario de la embajada americana en Londres. Rápidamente se dispone a organizar tan largo viaje, a la vez que se despide de todas las personas y personajes que habían formado parte de su intensa vida durante su estancia en la capital granadina.
   
 El martes 29 de julio de 1829, junto con el súbdito extranjero, Mr. Raphael Sneyd, y acompañados de un  arriero, Antonio, que a la vez les serviría de escolta en tan peligroso itinerario, alquilaron una pequeña tartana para iniciar el viaje que les llevaría hasta Murcia, a través del Camino Real que comunicaba Andalucía con el Levante. Después de pasar la Venta del Molinillo, Guadix y Gor, arriban a la ciudad de Baza en la tarde del jueves 30, acompañados por una particular cuadrilla formada por soldados, trajinantes y una larga recua de burros, que habían encontrado por el camino.
  
  Al día siguiente, viernes 31 de julio, bien temprano, la expedición reanuda la marcha con dirección a Cúllar, a donde llegan a mitad de la mañana, alojándose por unas horas en la famosa Posada de la Plaza. Como era costumbre en los viajeros de entonces, las jornadas del viaje en verano se hacían a primeras horas del día, para evitar las calurosas horas del mediodía, y después de comer y descansar, se retomaba el camino bien entrada la tarde.
  
  Washington Irving aprovecha su breve estancia en Cúllar, una villa que entonces contaba con algo más de 4.000 almas, para tomar apuntes en su libro de viaje de todo lo que observa a su alrededor. El colorido de los trajes de los paisanos, el entorno de la plaza en todo su esplendor, el tropel de personas que van y vienen a sus quehaceres diarios, pero sobre todo, el escritor refleja como en él es habitual el ambiente que se vive en interior de la posada, donde queda fascinado por una joven gitana, estereotipo de la clásica mujer española que tanto embrujó a los viajeros románticos del Siglo XIX.
   
Posada de la Plaza de Cúllar.
 Las anotaciones están realizadas de manera rápida pero detallista, y aunque se trata de meros apuntes, la pluma del literato norteamericano se deja llevar por el encanto de la típica postal que sus ojos de extranjero presenciaban, componiendo para la posteridad, unos delicados párrafos que describen, de manera precisa, los recuerdos que el pueblo de Cúllar dejó  en la pupila de Washington Irving aquella tarde de verano.
   
    Esta es la traducción de del texto original que años después, en 1919, vio la luz por  primera vez, gracias al trabajo de investigación de los historiadores americanos William P.Trent y Gerorge S. Hellman, que encontraron entre los archivos de la familia Irving, unos 24 cuadernos o diarios inéditos, con anotaciones de los viajes del escritor estadounidense, y  que fueron publicados con el título genérico de “The Journals of Washington Irving”.
   
Por primera vez, y de forma íntegra y en toda su extensión,  damos a conocer a través de estas páginas, las huellas que dejó el célebre escritor a su paso por Cúllar y la comarca de Baza.

“Habíamos alcanzado una galera que hacía el camino de Granada a Baza, iba escoltada para evitar a los bandoleros por dos soldados y varios paisanos a lomos de caballos, mulas y burros. Llegamos a Baza después de anochecido, tras un largo y sinuoso descenso.

    Al pasar La Alameda, nos encontramos un inmenso cañón de hierro con argollas y una gran bola de piedra de tiempos de la Conquista. Nos hospedamos en una posada regentada por un francés.  La cena nos dejó indiferentes. Dormimos en un colchón en el suelo. Posada del Sol. Buenas habitaciones. Casa nueva.

    Al amanecer unos arrieros llegaron con una larga recua de mulas cargadas de mercancías, el primero portaba nuestros baúles. Estos caminantes  suelen viajar  toda la noche y descansan durante el día.

   Abandonamos Baza poco después de las cinco de la mañana, la alameda estaba admirable. Cuando dejábamos la ciudad pasamos por una pequeña capilla situada, según la tradición popular, donde la Reina Isabel disparó el último cañón. La Vega de Baza es una anchurosa llanura rodeada de montañas a lo lejos.

    Después de pasar una región árida y montañosa, llegamos a Cúllar, un amplio pueblo con un verde valle y huertos que contrastan con la aridez de las inmediaciones. En los suburbios de Cúllar la gente vive en cuevas. Los niños van desnudos, quemados por el sol. Nos alojamos en la gran Posada de la Plaza. De camino a este lugar, Antonio se había encontrado con un viejo camarada, soldado compañero, y natural de Aragón, en el límite con Valencia, y le dejamos colocar  sus fardos en la parte de atrás de la tartana.

    Posada.- Hay varias mujeres con el aspecto de gitanas, una de ellas aparenta ser la dueña, es joven y bien parecida y de tez aceitunada, con esbeltos tobillos y pies. Lleva sobre el cuello un collar de perlas y una larga cadena de plata con una reliquia con incrustaciones de imitación a diamantes. Viste un bonito corpiño bordado, y se encuentra embarazada. Antonio me dice que pertenece a una familia gitana. La madre y otras hermanas también portan cadenas de plata, y una de ellas viste un corpiño azul celeste de seda, una bella niña de unos diez años, que parece algo retrasada.

    Plaza Real.-Tenderos franceses se retiran a echar la siesta. Galgos durmiendo al sol. Las puertas de las tiendas con limpios toldos. Un grupo de campesinos con sus monteras y capas de paño rayadas y un montón de borricos, cruza el lugar con cántaros de agua colgados con  cinchas de una parte a otra.

  La ventana de la Cárcel de enfrente (auténtica cabila) está cerrada. Los presos duermen. Zapatos de esparteña cuelgan de la reja de la ventana. Comienza la llegada de los estudiantes. Uno de ellos lleva sobre su cabeza un viejo sombrero ladeado, su capa enrollada sobre si mismo deja al descubierto uno de los hombros. Viste pantalones de algodón a rayas y zapatos de esparteña. Un pequeño valenciano con enaguas por pantalones conduce un lindo borrico.

  Escena en el interior de la posada.- Gran compartimiento dividido por arcos. En una parte comen cuatro valencianos, en otra, al pie de una escalera, un hombre y un muchacho hacen cedazos. Varias mulas y burros cargan. En otra parte está la familia, algunos desperdigados por el suelo, la mujer embaraza reclinada sobre sí misma, su hermana una muy preciosa joven morena, está trabajando.

    En un banco cerca de ellas se encuentra su hermano, un joven de mediana estatura de unos veintidós años, guapo, y con un colorido pañuelo sobre su cabeza. Viste una camisa con volantes muy elaborados, y una chaqueta de felpa verde y a cuadros, echada sobre sus hombros. Una faja de seda roja asoma por debajo del chaleco. Calzones de felpa verde con una larga fila de botones de plata. Botinas de figura elegante y zapatos. Las muchachas llevan volantes y baberos para cambiarse de mangas. Cadenas de filigrana plateada con medallas de plata y gargantillas de perlas. Sus basquiñas abiertas sobre un lado, el corsé apretado  y  guarnecido con flecos. Sus peinetas decoradas con trazos plateados. Sus corpiños muy trabajados.




   Una enloquecida joven canta y baila una danza castellana, parece languidecer con sus grandes y negros ojos. La basquiña abierta sobre un lado y largos pendientes de oro sobre sus orejas. Va descalza y caracolean sus brazos al mismo tiempo, mientras que se posa en el suelo. Y Tan pronto como el día da paso a la noche, ella se vuelve salvaje y se suelta el pelo y la ropa, y muerde de tal manera que no se puede sujetar. Se dice que con ello consigue causar impresión. Los jóvenes compañeros gitanos me contaron que su hermana, la que estaba embarazada, no hace otra cosa que retozar con hombres. Ella me  dijo que era un pequeño loco insensato por mirarla.

   Dejamos Cúllar sobre las  3 de la tarde. Pasamos a través de una montañosa región de colinas cubiertas de bastos arbustos que asemejaban una pradera, con valles bajos cultivados. Excelente camino. Llegamos a Chirivel, una pequeña aldea, a las nueve en punto. La posada desprovista de todo. Mandamos a buscar pan moreno y huevos a la aldea. La posada tiene grandes arcos parecidos a los de una caverna. Los arrieros se arroparon en sus mantas y se acostaron en el suelo.”

Después de dejar Andalucía, los viajeros hacen parada en Murcia, Orihuela, y Valencia, para llegar a Barcelona a mediados del mes de septiembre. Tras unos días de descanso en la ciudad condal, la expedición partiría rumbo a Gerona, para abandonar definitivamente España por la frontera de Figueras el 23 de septiembre de ese año, camino de Inglaterra.

En la embajada de Londres, Irving permanecerá  hasta 1832, año en que regresará a Estados Unidos. Ese mismo año publica “Cuentos de la Alhambra”, que se convierte en un éxito de ventas desde su primera edición. Washington Irving  considerado como "patriarca de la literatura americana" y "el mejor escritor de habla inglesa de su tiempo" no deja de pensar en España, y diez años después, el Secretario de Estado americano, Daniel Webster, le ofrece el puesto de Embajador en Madrid. El hecho le cogió por sorpresa, pero le pareció que el honor coronaba su vida. 

Aceptó el puesto y ese mismo año salió para Europa camino de España. Llega a nuestro país a finales de julio de 1842 y a principios de agosto presenta sus cartas credenciales como embajador de los Estados Unidos, al General Espartero en la Corte de Madrid. 

Su vida diplomática en España finaliza en 1846, cuando cansado y con 63 años de edad, decide volver definitivamente a su tierra natal.



    En los cuatro años que ejerció como embajador, nunca más volvió a visitar Andalucía ni la ciudad de la Alhambra, nunca más pisó tierras granadinas,  desde aquella  calurosa tarde del verano de 1829, cuando de nuevo subió  a la desvencijada  tartana que le esperaba en Plaza Real  de Cúllar, quizá sin saber que aquella, era la última vez que sus pies pisaban  el viejo Reino Nazarí de Granada.


Epílogo

En 1999 la Fundación El Legado Andalusí puso en funcionamiento una serie de rutas históricas por Andalucía, entre ellas la llamada “Ruta de Washington Irving” que seguía el recorrido que el literato norteamericano hiciera en su primer viaje desde Sevilla a Granada.

A raíz de estas últimas publicaciones, no estaría de más, que esta entidad pública andaluza incluyese también en el itinerario de la citada ruta cultural, el recorrido de este último viaje, realizado por el ilustre escritor romántico, por tierras del Norte de Granada y Almería.